Ya fue

Ayer me quedé pensando que he escrito más cosas negativas que positivas en este espacio y no debería de ser así. Creo que a mi generación le corresponde liderar con el ejemplo y en lugar de involucrarme en pensar que puedo remediar lo que otros piensan por medio de la crítica, creo que debería enfocarme a tareas más productivas, como las siguientes:

En particular, sobre el tema de la política mexicana, creo que la discusión de chairos pejezombis versus tecnócratas neoliberales ya es baladí. Considero que México ya cambió y que no hay marcha atrás por tres motivos:

En primer lugar, el triunfo en 2018 de AMLO demostró que la “fórmula política” (ver Gaetano Mosca, la forma en que la clase política justifica su poder) más eficiente y eficaz en 2021 es una forma de populismo. Sí, Letras Libres, Nexos, Este País, Tercer Grado, toda la planilla de El Universal, et ali, están escandalizados por el populismo y han escrito gigabytes de texto explicando cómo la democracia no es Democracia y que se requiere menos democracia para asegurar la Democracia. Puras patadas de ahogado, dado que todo político ambicioso sabe que ya no depende de ellos. Las redes sociales, los youtuberos, y todo tipo de amateurs de las ideas han resultado más eficaces y eficientes que los antiguos sacerdotes para ayudarte a ganar elecciones. No descarto que sea posible armar una coalición amplia para intentar restaurar el orden pasado (sucedió en EUA, donde se requirió que los medios, Hollywood, empresarios, intelectuales, Demócratas, y republicanos se unieran todos para tumbar a Trump), pero incluso si ganan, estarían luchando contra la historia no con el viento a su favor. Así como en 2006 AMLO tenía todo en su contra, ahora sus enemigos están en esa posición.

En segundo lugar, muchos de los cambios que llevó a cabo son duraderos dado que se detuvo el movimiento cierta dirección y se requeriría mucho tiempo para volver a tener la inercia. Es un gran desastre para mí y para mis pares, pero, por ejemplo, toda la planeación que se había hecho para tener un sector energético liberado considerando los recursos humanos que se emplearían terminó desapareciendo. Se pagaron cientos de maestrías en el extranjero y en el futuro cercano el único trabajo en energía será en CFE y PEMEX. Conforme pasa el tiempo, esa gente se dedicará a otra cosa y se requeriría una nueva generación para empezar desde cero y con un mal precedente de que todo puede desaparecer. Otros temas similares son las megaobras peñanietistas (el NAICM es tan solo una de ellas), los fideicomisos o las compras de medicamentos. Nuestro futuro presidente (el de 2024) está aprendiendo que es posible cambiar de rumbo de manera radical, sin requerir de una crisis.

Finalmente, el cambio más importante, desde mi perspectiva, es que muchos mitos políticos por fin hallaron la paz eterna. El peor golpe a los autónomos no ha sido los ataques verbales en las mañaneras, sino no prestarles mucha atención y mostrar que sin apoyo del ejecutivo no logran gran cosa. (Por ejemplo, la Cofece pareciera más interesada en pelear contra el gobierno que en perseguir prácticas monopólicas.) La pregunta fría que un actor externo no involucrado se estaría haciendo es: “¿Me podría repetir, por favor, para qué necesita autonomía?” Otras posibles preguntas son: ¿Por qué aumentaron los precios en mercado energético libre? (Los nerds van a dar todo tipo de explicaciones)

Así, considero que, como los gringos, todo este tema es spilled milk under the bridge, o como titulo este texto, ya fue. Muchos van a quedarse para siempre en esta discusión, así como muchos nunca superaron la caída de la Unión Soviética estoy seguro de que muchos no superarán los debates de liberalismo vs socialismo, como si pudiéramos regresar a 1998 o 2008 a retomar el camino no tomado. Esas discusiones ya se tuvieron y nos llevaron justamente al punto en el que estamos. Si hubieran triunfado posturas socialdemócratas en esas épocas (si, digamos, hubiera ganado AMLO en 2006 y hubiera implementado las ideas que tenía cocinadas), estaríamos en este momento teniendo a un Bolsonaro mexicano haciendo de las suyas.

Esto aplica a la izquierda y a la derecha. La 4T haría bien en desinvolucrarse de sociólogos, economistas y politólogos que quisieran construir esas formas noventeras de socialismo, dado que no están aportando nada nuevo a la discusión. Si yo estuviera a cargo, mandaría a su casa a cualquier subnormal que empiece a hablar de desigualdad y de Piketty. Del otro lado, lo mismo, cualquier persona que venga a hablarme de liberalización y creación de mercados regulados debería empacar sus maletas. Hay formas más radicales, interesantes y propias del siglo XXI de lograr objetivos de derecha o de izquierda.

Por eso lo afirmo: Ya fue, pasemos a hablar de cosas más interesantes. Prometo ya también yo dejarlo ir. No tengo por qué andar pensando que tengo algo qué aportar a esa discusión rancia.